domingo

EL AGUA QUE VIENE




El hermano fámulo de este apartado monasterio no lo podía creer.

Cuando le confesé mis temores de que la Junta de Andalucía, pese a haberse quedado sin habilitación estatutaria para ello, siguiera adelante con su Ley de Aguas, me miró con el mismo gesto de incredulidad que cuando le dije que iban a incrementar el precio del agua hasta el 24 por ciento en tres años por aplicación de los artículos 86 y 87. Bien es verdad que lo hizo sin el deje guasón de la vez que le advertí que esa misma Junta se saltaba la Ley a la torera cambiando la fecha de su entrada en vigor: «¡Como si en la Junta no tuvieran otra cosa que hacer que cumplir las leyes!»

Pasado mañana, por las bolsas de plástico que nos cobran a 1 céntimo en Carrefour o a 2 en Mercadona, esa misma Junta cobrará 5 céntimos de impuestos para salvar el planeta. Dentro de 7 meses, 10 céntimos.

Al querido familiar le oculto hoy lo que en dos días, por razón de sus mecánicas tareas, le explicará una cajera. Prepararé mi gesto de sorpresa más convincente para el martes y guardaré la sorna para dentro de dos meses, cuando llegue el cada vez más elevado y farragoso recibo del agua.

«¡Como si en la Junta no tuvieran otra cosa que hacer que cumplir las leyes!»

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