domingo

EL AGUA QUE VIENE




El hermano fámulo de este apartado monasterio no lo podía creer.

Cuando le confesé mis temores de que la Junta de Andalucía, pese a haberse quedado sin habilitación estatutaria para ello, siguiera adelante con su Ley de Aguas, me miró con el mismo gesto de incredulidad que cuando le dije que iban a incrementar el precio del agua hasta el 24 por ciento en tres años por aplicación de los artículos 86 y 87. Bien es verdad que lo hizo sin el deje guasón de la vez que le advertí que esa misma Junta se saltaba la Ley a la torera cambiando la fecha de su entrada en vigor: «¡Como si en la Junta no tuvieran otra cosa que hacer que cumplir las leyes!»

Pasado mañana, por las bolsas de plástico que nos cobran a 1 céntimo en Carrefour o a 2 en Mercadona, esa misma Junta cobrará 5 céntimos de impuestos para salvar el planeta. Dentro de 7 meses, 10 céntimos.

Al querido familiar le oculto hoy lo que en dos días, por razón de sus mecánicas tareas, le explicará una cajera. Prepararé mi gesto de sorpresa más convincente para el martes y guardaré la sorna para dentro de dos meses, cuando llegue el cada vez más elevado y farragoso recibo del agua.

«¡Como si en la Junta no tuvieran otra cosa que hacer que cumplir las leyes!»

Contra Don Juan, el inclemente




Pese a lo señalado del día y lo sagrado de mis hábitos no quiero hablar del Tenorio de Zorrilla, por más que hoy por tradición y decencia desearía ver representado el Don Juan antes que todos los teatrillos políticos y mediáticos que nos asolan por doquier.

No. Hoy toca otra cosa

Después de leer todo lo que se escribe en los mentideros de internet sobre las subidas de impuestos en Úbeda y de repasar las noticias (no las opiniones) que sobre el particular se difuden y publican, tengo que sostener contra la Academia Española que el origen etimológico de mentidero no es mentir, sino mentar, mencionar, por más que sea el sitio o lugar donde se junta la gente ociosa para conversar. Ociosa y pobre, diría yo.

Dice más verdad que un santo quien sostenga que los impuestos en Úbeda se están multiplicando. A este paso, con el crecimiento de los impuestos, la caída del consumo y el aumento del paro los ubetenses, como algunas órdenes religiosas, acabaremos todos como para pedir limosna. De todas formas, no nos alarmemos. La Junta de Andalucía ve con buenos ojos estas subidas en todas partes. Válganos el cielo.

Mi parecer es muy otro.

¿O es que resulta justo que el buen hombre que con sacrificio [¿y con papeles?] está abriendo esa puerta de cochera junto a la barbacana, que está teniendo que rellenar con materiales propios un espacio público para construir la imprescindible rampa, que acabará dejando su coche aparcado sobre la acera al pie de esa misma puerta (como hacen la mayoría de los titulares de cocheras de Úbeda donde la anchura del acerado permite aparcar sobre él, por más que el disco por el que pagan lo prohiba), pague por la entrada y reserva el doble de lo que pagaría antes de la subida acordada en el último pleno municipal?

Inaceptable. Totalmente inaceptable.